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¿Existe la Felicidad o es solo un mito?

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¿Existe la Felicidad o es solo un mito?

Estoy seguro de que la palabra felicidad la solemos ver en muchos textos u oír en muchos discursos contemporáneos: anuncios, en redes sociales, en libros de autoayuda, en conferencias de coaching, incluso en programas de salud pública insertada en un póster propagandístico relacionado con la salud mental, relacionándola con otras afecciones físicas. Entonces, es evidente que la hemos convertido en una idea que cruza y atraviesa todas nuestras acciones, haciéndola deseable y, al menos en apariencia, universal.

Pero alguien, por ahí, ¿puede o tiene una definición objetiva de esta palabra? ¿Podemos asegurar que existe un estado completamente estable al que podamos, sin lugar a dudas, llamar felicidad? ¿Puede ser una construcción ideológica y no otra cosa? Entendiendo una ideología como —cito textual— "El conjunto de ideas y creencias que una persona o un grupo tiene sobre cómo debería funcionar el mundo, especialmente en temas como la política, la sociedad o la economía."

El filósofo español Gustavo Bueno, en el marco de su filosofía materialista, define un mito "no como una fábula o mentira, sino como una construcción ideológica cargada de sentido normativo que escapa al análisis crítico"[1]. Para mí, un mito no es más que una idea que se intenta imponer como evidente o natural, pero que al estudiarla y darle un poco de atención muestra algunas contradicciones o ambigüedades, incluso algunos usos con un grado de estrategia. Para explicarme mejor pondré un ejemplo: Estoy seguro de que no soy el único que ha oído o le han dicho que la felicidad consiste en "ser uno mismo"; o que se desprende de "vivir el presente" o, simplemente, "viene con nuestro éxito" y si le agregamos que debemos lograr un equilibrio entre la mente y el cuerpo, consumir productos saludables o encontrar pareja, ya podemos darnos por satisfechos; pero, para mí, estas fórmulas no resisten un análisis lógico ni tampoco histórico, careciendo, entonces, de una unidad teórica.

La felicidad como idea general opera entonces como un mito moderno que no pretende otra cosa que regular conductas, orientar nuestras aspiraciones y uniformar subjetividades bajo una idea supuestamente alcanzable, pero nunca definida con precisión.

Tipos de Felicidad

Gustavo Bueno clasifica las distintas concepciones de la felicidad en tres grandes tipos:

1. La felicidad como un estado subjetivo

Se identifica con el placer, el bienestar, la satisfacción personal. Esta concepción es definida por el hedonismo clásico y adoptada hoy por disciplinas como la psicología positiva. Ejemplo: cuando se dice que "la felicidad está dentro de uno mismo" o que "basta con ser agradecido para ser feliz" se parte de una visión bastante subjetiva, pero esto ignora completamente los factores externos, aquellos que no controlamos, como lo son la desigualdad, la enfermedad, la violencia, las condiciones materiales. Por lo tanto, no todo puede ser reducido a un estado interno.

2. Felicidad como resultado de la acción

Aquí, la felicidad nace como fruto de una vida bien vivida, una actividad racional, ética o productiva.

Recordando un poco lo que Aristóteles habla en su obra Ética a Nicómaco; esta visión proviene de él y su noción de Eudaimonía (del griego Eu que significa bueno y Daimon que significa espíritu). Para Aristóteles, la eudaimonía es el máximo bien que todos perseguimos, pero no es solo sentirse bien, sino vivir una vida plena y virtuosa, desarrollando nuestras mejores cualidades humanas[2]. Ejemplo: Se dice que una persona feliz es aquella que ha cumplido con su deber, ha sido justa, ha desarrollado sus virtudes. Pero este enfoque, a simple vista, no parece ser universal, ¿dónde dejamos a quienes, por su contexto, no pueden alcanzar tales metas? ¿Quién define, de manera exacta y sin baches, lo que es vida plena?

3. Felicidad como estado utópico o histórico

Se refiere a sistemas ideológicos que prometen una felicidad colectiva futura. Por ejemplo: el paraíso religioso, el comunismo emancipador, la sociedad del bienestar liberal. Ejemplo: Se nos promete que, si seguimos ciertas normas o si seguimos un determinado sistema político o espiritual, alcanzaremos la plenitud. Estas promesas presentan a la felicidad como una meta última claramente vinculada con nuestro destino final, lo cual permite alargar eternamente su cumplimiento.

Dicho todo lo anterior, entiendo que el problema está en que se haya convertido a la felicidad en una categoría moral obligatoria, abstracta y potencialmente útil para conseguir ciertos fines. El mito de la felicidad, entonces, actúa como una herramienta de control cultural, utilizándola muchas veces para culpabilizar a quienes sufren con la idea de que "si no eres feliz es porque no lo intentas lo suficiente". La felicidad la podemos ver en escaparates vendiéndose como mercancía en forma de terapias, productos o discursos, imponiéndose como único modelo, anulando proyectos de vida que no encajan en él. Cuanto más se exige ser feliz, más personas se declaran insatisfechas, no por estar deprimidas, sino porque viven bajo una presión normativa constante y punzante.

¿Será que la idea de felicidad como un fin último de la vida es una ficción? De momento no puedo asegurarlo, solo puedo decir que pienso que el ser humano es un animal técnico, simbólico, histórico y muy conflictivo. Está estructurado para la acción, la lucha, el trabajo, el pensamiento y no para alcanzar la paz interior definitiva.

Por lo tanto, a mi juicio, cualquier pretensión de definir la felicidad como algo esencial a la existencia humana está viciada de raíz. Ejemplo: En lugar de preguntarse ¿cómo ser feliz?, cabría preguntarse ¿cómo actuar racionalmente?, ¿cómo intervenir en el mundo?, ¿cómo vivir conforme a una lógica material de la praxis?

¿No es útil aspirar a la felicidad como motivación personal? Quizás puede ser útil en términos prácticos, pero no como principio filosófico ni político. Estar motivado emocionalmente no equivale a un criterio racional. Aspirar a estar bien no es lo mismo que aceptar, sin crítica, el mito cultural de la felicidad.

En conclusión, ¿debemos vivir tristes o resignados? Claro que no, se trata de no vivir atados a un modelo ideal de felicidad inalcanzable. Se puede vivir con sentido, con objetivos concretos, sin necesidad de aceptar la obligación de ser feliz.


  1. https://www.fgbueno.es/hem/2005f08.htm ↩︎

  2. Aristóteles. (2007). Ética a Nicómaco (J. Calvo Martínez, Trad.). Editorial Gredos. (Trabajo original publicado aproximadamente en el siglo IV a.C.) ↩︎

Q∴H∴ Edgardo Becerra Reyes

Maestro Masón

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