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Un Lector no es un Ladrón y un Ladrón no Lee

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Un Lector no es un Ladrón y un Ladrón no Lee

La Tradición Literaria de Bagdad: Entre Conocimientos y Valores Universales

Bagdad, una ciudad con una historia majestuosa y un alma literaria inquebrantable, se destaca por tradiciones que reflejan valores profundos de confianza, respeto y preservación cultural. Entre estas, resalta una práctica singular: los libreros dejan los libros fuera de sus tiendas al cerrarlas, confiando en la creencia de que un lector no es un ladrón y un ladrón no lee. Este acto sencillo y simbólico evoca un vínculo de respeto entre las personas y el conocimiento, una conexión que también tiene ecos en principios masónicos como la fraternidad y el aprendizaje compartido.

El alma de Bagdad en la Calle Al-Mutanabbi

La icónica Calle Al-Mutanabbi, nombrada en honor al influyente poeta árabe, es un verdadero refugio para los amantes de los libros. Este vibrante mercado literario alberga tanto libros nuevos como de segunda mano, y se ha convertido en un símbolo de resistencia cultural y pasión por el conocimiento. A lo largo de los siglos, ha sido testigo del intercambio de ideas, preservando el espíritu intelectual de la Edad de Oro del Islam, cuando Bagdad era el corazón del aprendizaje mundial.

En sus tiendas y estantes se encuentran tesoros como Las mil y una noches, una obra que ha inspirado a generaciones con relatos inolvidables como Aladino y la lámpara maravillosa o Simbad el Marino. Más allá de los cuentos, también se encuentran joyas de pensadores clásicos como El libro de los animales de Al-Jahiz, que muestra la unión de ciencia y filosofía, pilares esenciales tanto para la tradición islámica como para la masonería.

El respeto por el conocimiento compartido

Los libreros de Bagdad no son simples vendedores de libros; son custodios de una rica herencia cultural. Muchos se especializan en la restauración de manuscritos antiguos, asegurando que el conocimiento acumulado no se pierda para las futuras generaciones. En esto, se refleja un ideal masónico: proteger y transmitir sabiduría como un legado universal.

Esta filosofía también se extiende a quienes toman prestados libros. Prestar un libro no es solo compartir un objeto material, sino abrir una puerta al aprendizaje y al crecimiento. Sin embargo, el mal uso o la pérdida de un libro no solo afecta al propietario, sino que priva a una comunidad entera de la oportunidad de acceder a esa fuente de saber. Esto nos recuerda el compromiso con la responsabilidad y el respeto que todos debemos tener hacia el conocimiento.

Un hogar lleno de libros: semilla de curiosidad y valores

El valor de los libros comienza en casa. Un hogar repleto de obras literarias se convierte en un entorno propicio para el desarrollo intelectual y el pensamiento crítico. Ver a los padres leer y compartir ideas fomenta en los niños un amor por el aprendizaje que trasciende generaciones. Este gesto sencillo y poderoso se alinea con el ideal masónico de educar a través del ejemplo y transmitir los valores de respeto, dedicación y búsqueda de la verdad.

Resistencia y legado cultural

Bagdad, a pesar de los desafíos que ha enfrentado, conserva su esencia literaria y cultural como un faro de inspiración. La Calle Al-Mutanabbi simboliza la lucha por preservar el conocimiento frente a la adversidad, una resistencia admirable que tiene paralelismos con la misión masónica de proteger y celebrar el saber como un pilar fundamental de la humanidad.

En esencia, Bagdad nos enseña que los libros no son solo objetos; son portadores de ideas, puentes entre civilizaciones y guardianes de la memoria colectiva. Al igual que la masonería, la tradición literaria de esta ciudad milenaria nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con el conocimiento y nuestra responsabilidad de cuidarlo y compartirlo.

Aquí tienes una versión que conecta la tradición literaria de Bagdad con una perspectiva esotérica y masónica, además de incluir libros recomendados para todos:
En Bagdad, existe una fascinante tradición entre los libreros: al cerrar sus tiendas, dejan los libros afuera. Esto se debe a una profunda creencia: un lector no es un ladrón y un ladrón no lee. Esta frase, cargada de sabiduría y optimismo, refleja el espíritu de una ciudad con una historia rica y una herencia cultural impresionante.

Desde una perspectiva esotérica, esta tradición puede interpretarse como un acto de confianza en el poder transformador del conocimiento y la sabiduría. En el simbolismo masónico, los libros representan la búsqueda de la verdad y el perfeccionamiento personal.

Bagdad, con su rica tradición literaria y su conexión con el conocimiento y la sabiduría, sigue siendo un faro cultural que inspira a generaciones. Es una reflexión profunda y llena de verdad. Los libros no son solo objetos, son guardianes de ideas, conocimientos y sueños que trascienden generaciones. Su destrucción, como ha ocurrido en algunos momentos oscuros de la historia de Chile y del mundo, es un acto que no solo borra páginas, sino que silencia voces y apaga la luz de la cultura.

El prestar libros es un gesto de generosidad que refleja el deseo de compartir algo valioso. Pero devolverlos también simboliza respeto, compromiso y gratitud hacia el conocimiento y la confianza depositada. Esa acción completa un círculo virtuoso que fortalece la relación entre personas y fomenta un amor compartido por la lectura.
Cuidemos los libros como si cuidáramos las ideas mismas, asegurándonos de que nunca se repitan los errores del pasado.

Este artículo es una adaptación de una publicación original de otro autor, ajustada para alinearse con los valores y el compromiso con el conocimiento del mundo masónico. Se ha respetado la esencia del contenido original mientras se ha contextualizado para esta perspectiva.

Q∴H∴ Veritas

Maestro Masón, Investigador

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