Para los que no abandonaron el redil, ni la memoria, ni el Rito.
A ustedes, Hermanos del temple invisible,
que no huyeron cuando sopló el viento,
que no vendieron el Ara por conveniencia,
que no confundieron libertad con deserción.
que no huyeron cuando sopló el viento,
que no vendieron el Ara por conveniencia,
que no confundieron libertad con deserción.
A ustedes, que aún portan el signo del equilibrio,
que aún respiran con conciencia,
que aún escuchan el silencio del Templo como enseñanza:
La Logia los bendice.
El Rito los abraza.
que aún respiran con conciencia,
que aún escuchan el silencio del Templo como enseñanza:
No están solos.
El Santuario los recuerda.La Logia los bendice.
El Rito los abraza.
Que los tiempos oscuros no apaguen su luz.
Que las tinieblas no confundan su juicio.
Porque donde hay fidelidad, hay vibración.
Donde hay memoria, hay pacto.
Y donde hay pacto, Hiram vive.



Un viaje largo es propenso a vivir distintos climas. Nuestra templanza y trabajo debe trascender el discurso y mostrar sus fundamentos en acciones para reparar o mejorar lo necesario y construir lo pendiente.
En un viaje largo, las provisiones comenzarán a escasear en algún punto y la capacidad de resolverlo demostrará la valía de sus integrantes, mas no se dejará atrás a ninguno.
El artículo me evoca un canto para esos períodos difíciles y un recordatorio de que no somos los primeros ni seremos los últimos en transitarlos.