Creación del Mundo según el Génesis bíblico
En el libro del Génesis, la creación del mundo es descrita como un acto ordenado de Dios, quien, a través de su palabra[1], da forma y vida al universo en seis días, descansando el séptimo. Cada día de la creación implica una serie de actos divinos que transforman el caos primordial en un cosmos ordenado.
La consagración en la masonería, realizada por el Venerable Maestro, es un acto simbólico de creación y transformación. A través de la palabra, del uso del mallete y la espada, el Venerable Maestro consagra y purifica a los iniciados, otorgándoles una nueva identidad y propósito dentro de la logia.
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Orden y estructura: la consagración sigue un rito ordenado, con toques específicos de la espada y el mallete que simbolizan la creación, nombramiento y constitución del iniciado.
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Transferencia de energía y propósito: el Venerable Maestro transfiere energía espiritual y propósito al iniciado, consagrándolo y purificándolo para su nuevo rol dentro de la logia.
En el Génesis, Dios crea la luz y separa las tinieblas, dando inicio al orden cósmico. En la masonería, el Venerable Maestro crea una nueva identidad en el iniciado, otorgándole habilidad práctica. Dios nombra y ordena cada parte de la creación, dándole un propósito específico. El Venerable Maestro nombra al iniciado, confiriéndole amor al corazón y un lugar dentro de la logia.
Dios constituye el mundo y bendice el séptimo día, completando su obra. El Venerable Maestro constituye al iniciado, otorgándole fortaleza y rigor a los pensamientos, asegurando su preparación para las responsabilidades masónicas.
La consagración en la masonería y la creación del mundo según el Génesis comparten un simbolismo de creación, orden y propósito. Ambos actos implican una transformación significativa, donde el caos se convierte en cosmos y el iniciado se convierte en un miembro consagrado de la logia. El Venerable Maestro, actuando como intermediario divino, utiliza su autoridad y los elementos rituales para dar vida y propósito, reflejando el acto creador de Dios en el Génesis.
La consagración masónica: acto de creación, nombramiento y constitución de grados
La consagración en la masonería, realizada por el Venerable Maestro, es un rito de simbolismo y transformación. Este acto no solo marca el ingreso del iniciado en un nuevo grado, sino que también lo crea, lo nombra y lo constituye en dicho grado, otorgándole una nueva identidad y propósito dentro de la logia.
El significado de la consagración
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La consagración es vista como un acto de creación. El Venerable Maestro, a través de sus palabras y rituales, da vida a un nuevo miembro en el contexto masónico, transformándolo de un profano a un iniciado. Este proceso es simbólico de una nueva existencia, una segunda vida donde el hermano se compromete con los valores y principios de la masonería.
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El acto de nombrar es esencial en la consagración. El Venerable Maestro utiliza su autoridad para otorgar un nombre simbólico que refleja las nuevas responsabilidades y el crecimiento espiritual del iniciado. Este nombre no es solo una etiqueta, sino una identidad que el hermano llevará con orgullo y respeto.
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Constituir a un hermano en un determinado grado es formalizar su nuevo estatus y responsabilidades dentro de la logia. Este proceso implica la entrega de herramientas y símbolos específicos del grado, que el hermano deberá usar y entender en su trabajo masónico.
Herramientas del Venerable Maestro en la consagración
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La palabra: la palabra del Venerable Maestro es poderosa y sagrada. A través de sus discursos y enseñanzas, guía al nuevo miembro en su camino y le infunde los valores masónicos[2]. La palabra es la primera herramienta de consagración, ya que comunica y transmite la esencia de la masonería.
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El mallete: es símbolo de autoridad y liderazgo. Con él, el Venerable Maestro golpea de manera simbólica para marcar el inicio y el fin de las ceremonias, sancionando así los actos de consagración. Este gesto ritual refuerza la solemnidad y el compromiso del iniciado con sus nuevas responsabilidades.
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La espada: representa la justicia y la protección. En el acto de consagración, el Venerable Maestro utiliza la espada para simbolizar la defensa de los principios masónicos y la lucha constante por la verdad[3]. La espada también puede ser vista como una herramienta de purificación, cortando los lazos con la vida pasada del iniciado y marcando su entrada en una nueva fase de existencia.
El impacto de la consagración
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La consagración infunde al hermano con un nuevo propósito dentro de la logia. No solo es un rito de paso, sino una reafirmación de su compromiso con los ideales masónicos y su responsabilidad de trabajar por el bien de la hermandad y la sociedad en general.
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La consagración también fortalece el sentido de comunidad. El hermano consagrado es ahora parte integral de la logia, vinculado por los mismos valores y metas. Los valores y las conductas son un parámetro para diferenciar aquello que es correcto y lo que es incorrecto. Este acto crea un sentido de pertenencia y lealtad mutua entre los miembros.
La consagración masónica, llevada a cabo por el Venerable Maestro, es una ceremonia cargada de simbolismo que no solo transforma y purifica al iniciado, sino que también lo nombra y lo constituye en su nuevo grado, otorgándole una identidad renovada y un propósito claro dentro de la logia.
El lenguaje será siempre el objeto de reflexión. El mundo y el lenguaje se construyen de tres modos: Lo dado son las cosas. Lo dado es la experiencia de las cosas. Lo dado es el lenguaje sobre las cosas o sobre la experiencia de las cosas. ↩︎
Todo es algo dicho, nada más que dicho, y su significado, su sentido y su verdad dependen nada más de si está bien o mal dicho. ↩︎
Es una hermosa dama, tan bella, que más de unos la desean que viva por siempre en un pozo oscuro y tenebroso; otros, trabajan sin descansar en que salga a la luz y nos muestre en todo su resplandor su real dimensión. No hay nada más simple, sencillo y sin remedio que la verdad. ↩︎